Día Mundial de las Ciudades

 

A partir del año 2014, cada 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades. Esta es una iniciativa de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en especial de la ONU Habitat, para promover la reflexión y movilización sobre la necesidad de tener urbes más sostenibles, seguras y saludables.

Bajo el lema «Mejores Ciudades, Mejor Vida», la ONU tomó consciencia de la importancia de tomar en cuenta el impacto ambiental que tienen las urbes y lo fundamental que es la acción local para mejorar la situación a escala mundial.

La movilización ha sido global. Ejemplo de ello es que en 2018 se celebró la primera Cumbre de Urban 20, una iniciativa para que los alcaldes de las ciudades hicieran llegar su voz ante los gobiernos reunidos en el G20 en Buenos Aires. Mientras, en Madrid, se celebró el Consejo Mundial de la Organización Mundial de las Ciudades y los Gobiernos Locales Unidos y el Segundo Foro Mundial de las Violencias Urbanas.

Para nadie es un secreto que las ciudades tienen problemas de violencia, tensiones, precariedad, servicios públicos, sostenibilidad, que han movilizado a los ejecutores de las políticas públicas a buscar soluciones que beneficien a los sectores más vulnerables de sus urbes. ¿Pero es solo un asunto de gobiernos locales o municipales?

Datos claves en el Día Mundial de las Ciudades

Cada 31 de octubre, Día Mundial de las Ciudades, ya sabemos que más de la mitad de la población del planeta vive en ciudades. El ritmo acelerado de crecimiento no frena. Y para dentro de 30 años se estima que 70% de la población mundial esté asentada en una ciudad.

Esto quiere decir que las urbes necesitan repensarse como modelos sostenibles. Es uno de los mayores retos donde deberían confluir ciudadanos, gobiernos y empresarios.

Por si fuera poco, a la rápida urbanización y al aumento demográfico se suman factores desestabilizantes como los cambios climáticos, la polución, la falta de viviendas asequibles, el suministro de los servicios básicos, el desempleo y la informalidad, la violencia, las migraciones, las epidemias y la inestabilidad política.

El crecimiento de la población urbana de América Latina y el Caribe se ha multiplicado de cuatro a diez veces más en algunos de nuestros países.

Mientras que en el año 1959 la población urbana de América Latina y el Caribe era de 108 millones, hoy se calcula que más de 500 millones de personas viven en nuestras ciudades.

El crecimiento de la urbanización latinoamericana que se ha dado en los últimos 50 años, contrasta con el ritmo europeo que fue de cien años.

Este hecho representa uno de los mayores desafíos para los gobiernos locales y nacionales, para los sectores productivos y en particular para el de la construcción y el inmobiliario.

Los desafíos de las ciudades

Estamos frente a una población que necesita de una vivienda con todos sus servicios básicos, en medio de un hábitat digno y sostenible, que le permita crecer en paz y con todo tipo de oportunidades educativas, culturales, sociales y económicas.

Muchos se preguntan: ¿La humanidad está preparada para afrontar estos retos enormes que entrañan las ciudades? ¿Estamos preparados en nuestros países de América Latina y el Caribe?

La proximidad de los gobiernos locales con lo que se vive en cada localidad es una importante vía para lograr la solución de los conflictos de forma pacífica y sostenible. Sin embargo, esa gestión pública será efectiva siempre que esté acompañada de la organización y participación de los ciudadanos.

El problema no son los conflictos que se generan en las ciudades, sino la forma en que se afrontan y se resuelven.

Para todos los que somos habitantes de ciudades, la ocasión del Día Mundial de las Ciudades es propicia para que analicemos cómo nos comportamos, comprometemos y trabajamos por una mejor calidad de vida en cada una de nuestras ciudades.

Los alcaldes y alcaldesas cumplen roles protagónicos, pero también los ciudadanos y los empresarios, si queremos vivir en espacios donde prive el respeto, la empatía y la solidaridad, sobre los discursos de odio y violencia.

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