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Desde la luz de las velas hasta muebles funcionales pueden ser clave para hacer de tu refugio un lugar en que reine el arte del hygge, es decir, el que te da felicidad a partir de pequeñas cosas.

Muchas veces en el día a día olvidamos lo necesario que es tener un espacio de refugio en nuestro hogar. Son cosas básicas como tener la ropa tirada por la habitación en vez de ordenada en el closet o tener luces frías que más invitan a salir que a quedarse. Estas situaciones pueden afectar el estado de ánimo.

En ese sentido, hay acciones simples que nos pueden ayudar a armar nuestro hogar según los principios del arte del “hygge”. Esta filosofía de vida de origen danés precisa que para que un espacio nos dé bienestar, tranquilidad, paz y felicidad, debe apoyarse en lo simple. ¿Qué mejor que dejarse caer en el sofá a leer un libro tapado con una manta y una taza de té al costado? Puede ser más fácil decirlo, pero hay técnicas que te pueden ayudar a poner manos a la obra.

Cómo lograr un hogar Hygge

Felipe Parragué, co-fundador de Hyggesign, comenta: “La idea es crear espacios propios, que nos representen y donde nos sintamos totalmente a gusto. Todo el mundo merece un hogar así; donde queramos estar y podamos refugiarnos del mundo exterior. Para eso no es necesario gastar mucho dinero, sino aplicar los principios del Hygge”.

El hygge pone el foco en la iluminación. “Nuestra recomendación es, siempre que se pueda, dejar pasar la luz del sol. No significa no poner cortinas o persianas, sino dejarlas abiertas lo más posible para dejar entrar el sol y el aire. Eso es algo que nos entrega bienestar inmediato, con lo que fácilmente nos sentimos bien”, dice Parragué. Asimismo, destaca que “sin velas no hay hygge”, por lo que es importante crear pequeños ambientes cálidos a la luz de las velas en distintos puntos de la casa.

El hygge es humilde y lento. Consiste en preferir lo rústico a lo nuevo, lo sencillo a lo elegante y la atmósfera a la emoción. En muchos sentidos, el hygge podría ser el primo danés que nos enseña a vivir despacio y de forma sencilla”, explica Meik Wiking en el libro “Hygge” del Instituto de Investigación sobre la Felicidad de Copenhague, Dinamarca.

Al respecto, Parragué agrega que “las estructuras de aspecto liviano son perfectas para espacios pequeños. Opta por colores neutros para que combinen con tu estilo y prioriza el aspecto natural de los muebles, idealmente madera. La madera llama a la calma, a lo rústico y a lo simple. Y lo más importante, calidad sobre cantidad. En los hogares hygge menos es más. Un mueble funcional te ayudará a mantener todo en su lugar y la tan anhelada paz mental”.

En cuanto a la decoración, es importante no olvidar las plantas y los detalles personales como fotografías. «El hygge está en las cosas simples, como admirar la belleza de tus plantas y pasar un momento de paz mientras las cuidas», indica Parragué.

Al mismo tiempo, destaca el rol importante que tienen las fotografías. «¿Cuántas fotos de recuerdos memorables tienes publicadas en Facebook o Instagram? Tómate el tiempo de seleccionar las más posibles e imprímelas. Nada más hygge que mirar un álbum de fotos o las que puedes dejar en el refrigerador y recordar viejas anécdotas«, cierra el experto de Hyggesign, una tienda que nació con la idea de llevar el hygge a los hogares de Chile, para disfrutar del arte de ser feliz con las cosas simples.

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